América, no invoco tu nombre en vano
Cuando sujeito al corazón la espada,
cuando aguanto el el alma la gotera,
cuando po las ventanas
un nuevo dia tuyo me penetra,
soy y estoy en la luz que me produce,
vivo en la sombra que me determina,
duermo y despierto en tu esencial aurora:
dulce como las uvas, y terríble,
conductor de la azúcar y el castigo,
empapado en esperma de tu especie,
amamantado en sangre de tu herecia.
CantoGeral - Pablo Neruda (Chile)
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